DISCURSO EXPOSITIVO

LOS VIAJES EN TREN EN SUS DISTINTAS ÉPOCAS

El ferrocarril fue el soporte fundamental que hizo posible la llamada «Revolución Industrial». Acercó las materias primas a los centros de producción y distribuyó sus fabricados con un coste, velocidad y capacidad de transporte que hicieron viables los grandes centros fabriles. Unió pueblos y culturas como ningún otro medio lo había hecho antes… fue, en suma, la base de lo que en la actualidad es uno de los grandes pilares de nuestra sociedad: El Transporte.

Siguiendo el espíritu del refrán «Es de bien nacido el ser agradecido», se pretende homenajear el pasado del hoy flamante Tren de Alta Velocidad, rindiendo su merecido tributo y manteniendo viva la llama en esas viejas locomotoras de vapor que tiempo atrás hicieron posibles los viajes, formando, en mayor o menor medida, parte de la imagen y el recuerdo de una época. El explicar a las generaciones futuras que paso a paso se recorre el camino hacia el progreso, y que sólo al mirar atrás se ve el camino recorrido, constituirá uno de los retos del Museo.

La Escatrón en Canfranc. Foto: José María Valero En definitiva, un «museo vivo» que eduque y entretenga, que haga posible disfrutar del ambiente y las sensaciones de otro tiempo, en el que las cosas simplemente eran diferentes. El Museo del Ferrocarril debe de ser un espacio completamente interactivo; el ferrocarril como medio de transporte lo es, por lo tanto un museo de esta temática ha de serlo también. El Museo debe de ser un parque temático que nos traslade a otra época, recreando todos los ambientes que se conocen al viajar en ferrocarril.

Aragón como nudo de comunicaciones, con amplia tradición ferroviaria, resulta ser la comunidad idónea para relatar la historia de los viajes en tren a lo largo de todas las épocas. Varias líneas férreas que vertebran el territorio y una de las fabricas de material ferroviario más importante de Europa, la Carde y Escoriaza, anidan en la memoria colectiva de sus habitantes. El singular ferrocarril que unía Andorra y Escatrón y su magnífico parque de locomotoras de Vapor, el mítico Orient Express representado por la colección de coches de la Compañía Internacional de Coches Camas (CIWL), los furgones y coches estafeta de la Dirección General de Correos y Telégrafos y la labor de más treinta años de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y Tranvías, recabando apoyos entre las instituciones para las distintas campañas de conservación y recuperación de patrimonio ferroviario, facilitan la creación de este museo.

La Escatrón en Ayerbe. Foto: Mariano Rodriguez

Un recorrido expositivo cronológico facilitará que el visitante descubra los grades avances técnicos y tecnológicos que en el ferrocarril se han producido y que estuvieron ligados directamente con la industrialización del país, posibilitando los cambios sociales producidos en el siglo pasado. La exposición de grandes piezas ferroviarias sólo tendría sentido si el visitante pudiera vivir lo que sentía el viajero de esa época. El ideal de todo museo ferroviario es que todos sus vehículos puedan funcionar como antaño y la realización de viajes especiales, exhibiciones y demostraciones de funcionamiento… en resumen, un Museo Vivo. Esta máxima provoca que la mejor manera de exponer estos vehículos ferroviarios no sea como piezas sueltas, sino incluidos dentro de composiciones que les den sentido. Un coche de primera clase no tiene sentido si no hay otro de segunda o un furgón de equipajes, una locomotora sin tren o un tren sin locomotora sería una incongruencia.

150 Aniversario del ferrocarril en la Península Ibérica. Foto: Carlos Abadias La representación de escenas típicas de los trabajos de los distintos gremios de trabajadores ferroviarios (mantenimiento de vía, guardabarreras, factores de circulación, jefes de estación…) ayuda a entender y comprender el funcionamiento de los cientos de objetos relacionados con el ferrocarril que se expondrán en el museo. Salas de exposiciones muy dinámicas donde se pueda ver, sentir, escuchar, tocar e incluso oler, en las cuales el visitante se adentre en el mundo del ferrocarril sin ningún esfuerzo. Una gran maqueta descriptiva del territorio Aragonés, donde estén representadas, además de las estaciones de las tres capitales de provincia, las más representativas de Aragón, como por ejemplo Canfranc, ayudará a sintetizar la explicación de las líneas férreas aragonesas.