El Ferrocarril de Sierra Menera enlazaba los yacimientos de hierro de Ojos Negros con Sagunto (Valencia), mediante un trazado de vía métrica de más de doscientos kilómetros, paralelos en su mayor parte al Central de Aragón.
Dado que el Sierra Menera fue diseñado para el transporte masivo de mineral de hierro, con una capacidad de un millón de toneladas anuales, fue necesaria la adquisición de una amplia cantidad de vagones tolva. El parque de tolvas llegó a alcanzar un total de 600 vehículos, cifra hasta entonces jamás alcanzada por un mismo tipo de vagón en España.
Los propietarios del Sierra Menera optaron por adquirir las tolvas a una empresa vinculada a su grupo empresarial, como era el caso de los Talleres de Miravalles. Como esta factoría no fue capaz de atender un pedido tan grande, parte de estos vagones fueron construidos por la Sociedad Española de Construcciones Metálicas en Beasain (antecesora de la actual CAF) y por los Astilleros Euskalduna en Bilbao. Aunque la principal diferencia entre las tolvas era que algunas disponían de garita de guardafrenos, cada tolva poseía ligeras modificaciones según el fabricante y su época de construcción.
Característica común a todas las tolvas del Sierra Menera era su pequeño tamaño y reducido empate, lo que facilitaba su inscripción en curva. Dada la densidad del material a transportar, no era necesario el empleo de vagones de mayor tamaño, permitiendo largas composiciones en una línea donde el tren tenía que superar algunos de los puertos más importantes y duros del ferrocarril español. Por ello, en esta línea se recuerdan las dobles tracciones de locomotoras garrat y mallet, a veces acompañadas incluso por una tercera locomotora dando apoyo por cola.
Estos vagones prestaron servicio en su ferrocarril de origen hasta la clausura de la línea en 1972. Sin embargo, el cierre de su línea originaria no supuso su final ya que, aunque muchas fueron desguazadas y fundidas en la factoría de los Altos Hornos del Mediterráneo (Sagunto), algunas fueron recuperadas por esta empresa para otros usos como el transporte de agua. Más destacada fue la compra por parte de FEVE de 250 unidades para su utilización en el transporte de carbón en las cuencas asturianas, siendo algunas recicladas para el transporte de balasto en el servicio de vía y obras. De este modo, las tolvas del Sierra Menera se desperdigaron por toda la red de la empresa estatal y algunas de ellas llegaron a ser traspasadas a ferrocarriles autonómicos como EuskoTren, Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana y Serveis Ferroviaris de Mallorca. Así mismo, RENFE adquirió un par para la línea de Cercedilla a Cotos y dos de ellas fueron vendidas a la contratista italiana Bonaventura.
De todos los vagones de este tipo que todavía se conservan repartidos por España, es posible encontrar algunos escasos ejemplares circulando en trenes de trabajo, aunque otros tantos que se dedicaban a esta función han sido desguazados en los últimos años, o bien usados sus bastidores y sus tolvas para rehacer otros vagones.
La tolva 517 que actualmente conserva la AZAFT fue comprada a Luciano Vañó junto con la Tolva TT de MFU y la Cisterna del VAY, procedentes de trenes de trabajo. El 27 de febrero de 2009, los tres vehículos fueron trasladados a Ejea de los Caballeros a la espera de una futura sede y restauración. El cambio de local que realizó la asociación en el año 2013 proporcionó el espacio suficiente donde poder exponer este material, por lo que el 27 de agosto se procedió a su traslado a las nuevas instalaciones en Casetas.
Más información en el blog de Juanjo Olaizola: Historias del tren – Las tolvas de Sierra Menera.